miércoles, 29 de octubre de 2008

Confessions of a Milk man

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Curiosamente, en 1978, unos cuantos meses antes de que Harvey Milk muriera asesinado en San Francisco, California, James Franco estaba abriendo sus ojos y conociendo su existencia. A sus 30 años, este actor a quien veremos próximamente en la cinta Milk confiesa lo que significó para él interpretar a un homosexual de los años 70s, besar – incómodamente – a Sean Penn, estar desnudo en una alberca durante el rodaje y querer hacer todo – a pesar de todo – por estar en un filme de Gus van Sant.

La revista Out publicó recientemente una entrevista que el guionista y productor ejecutivo de Milk, Dustin Lance Black, hizo a James. The New York Times también nos ofrece (entre otros detalles) algunos comentarios de James sobre su participación en esta cinta, en un Screen Test.






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Fotografías publicadas en Out.com, realizadas por Doug Inglish.
Entrevista publicada en Out, aquí.
Close-up de James Franco, aquí.

domingo, 26 de octubre de 2008

Burn After Reading: la estupidez en todo su esplendor

Fatalmente absurdo, ingeniosamente estúpido, agudo y repleto de cinismo... el embrollo intrascendente sobreactuado brilla y al menos hace del último filme de los Coen una cinta que va más allá del simple "burn after watching".

La trama de Burn After Reading está dominada por personajes de pocos escrúpulos, cuyas vidas son conducidas por el mero impulso y la inevitable torpeza, a tal grado que ni los mismos órganos gubernamentales de inteligencia – claro, inteligencia siempre en términos relativos – están exentos de la imbecilidad que los Coen muy deliberadamente inyectaron a su nueva película.

Después de unos 30 minutos la cinta comienza a sumergirse en el caos y parecería que ninguna lección puede sacarse de esta comedia que destruye sensatez ciudadana. Las líneas finales intercambiadas entre un alto mando de la CIA (J.K. Simmons) y su subordinado, rematan el filme que bien podría constituirse como un monumento a la estupidez norteamericana (estupidez actual, que podría extrapolarse sin problemas a otros puntos del universo):


CIA Superior:
So what did we learn from this?
CIA Officer: Um... I don't know.
CIA Superior: I don't fuckin' know either.
CIA Officer: Not to do it again?
CIA Superior: I don't know what the fuck we *did*, but ok...

"Report back to me when... I don't know... when it makes sense!"


Las actuaciones de Frances McDormand, George Clooney, Brad Pitt y John Malkovich son realmente irrisorias y exageran algunos desperfectos de la integridad humana: vanidad, infidelidad, ignorancia, venganza. Poco hay que reprochar a estos cuatro actores, si consideramos que toda exageración histriónica fue totalmente premeditada. Tilda Swinton, en cambio, luce poco en realidad.

En los aspectos técnicos sobresale el trabajo de Emmanuel Lubezki, quien relevó al director de fotografía predilecto de los Coen, Roger Deakins (Deakins fotografió todas las cintas de los Coen desde 1990). La banda sonora de Carter Burwell introduce el sentimiento de intriga y explota con percusiones justo en los momentos más intensos.

Burn After Reading es finalmente una sátira superficial y ridícula, en la que la sutileza es inexistente, ubicando al filme a 180 grados de No Country for Old Men. Eso no la convierte precisamente en una terrible película.


miércoles, 22 de octubre de 2008

¿Rudo o Cursi?

Creo que después de ver el trailer oficial me quedé con menos ganas de ver esta película.
Buscando por lo menos dos razones para asistir a verla.
A ver si me animo. Ja.

Imágenes del trailer oficial

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¿Muy rudo, no?


martes, 21 de octubre de 2008

Blindness: ensayo visual sobre la ceguera




Julianne Moore en Blindness


Lugares anónimos. Personajes anónimos. Sin embargo, muy familiares. José Saramago, de su puño quiso mostrar como era esa responsabilidad de tener ojos cuando otros los perdieron. También quiso exhibir a aquellos que súbitamente dejan de ver aún teniendo los párpados abiertos; algo que, de acuerdo con el autor portugués, puede contagiarse y propagarse a todo el género humano.

La metáfora de la crisis social manifestada debido a una ceguera blanca – ceguera tan blanca como un mar de leche, – parece demasiado ordinaria. La adaptación de Fernando Meirelles aporta poco en términos narrativos, pero el director se esfuerza en desarrollar un particular modo visual que logra complacer. Meirelles echa mano de esa fotografía que realmente molesta a los ojos por su brillo y su blancura, a cargo César Charlone; Charlone casi nos había deslumbrado anteriormente en The Constant Gardener. La edición, perfecta, fragmenta los movimientos de cámara de Meirelles que al final han de constituir un filme con más estilo que substancia – con permiso de Saramago y de su gran alegoría. Julianne Moore, Mark Ruffalo y Gael García Bernal, salen bien librados pero sin gloria. La música resulta interesante y hasta cautiva: minimalista, un poco experimental, compuesta por Marco Antônio Guimarães.

Me parece que Blindness se suma a esas cintas del año que han pretendido poner en evidencia las características más crueles de la sociedad en medio de una contingencia cuyo control escapa por momentos de las manos del hombre. La Zona, The Happening e incluso [●REC], compartirían un lugar en esa categoría. Blindness también recurre al concepto del cine sensorial y claustrofóbico como aquél de Le Scaphandre et le Papillon y en algunos instantes parece rozar la tan mencionada universalidad de cintas como Babel.