viernes, 30 de mayo de 2008

Sobre la propiedad intelectual (y sus efectos colaterales)

Está de más decir que este post tiene como verdadero fondo la polémica relacionada con el cortometraje que posteamos en este blog hace unos días.

La protección de la propiedad intelectual básicamente existe por tres razones. Uno: para fomentar la creatividad. Dos: para reconocer el esfuerzo o la autoría de alguien que es creador de una obra intelectual. Tres: para impedir que alguien se atribuya o utilice una obra que ya es propiedad de alguien más. Si analizamos semánticamente las dos palabras que componen al término "propiedad intelectual", está bastante claro que éste implica una posesión o un valor (propiedad) y un producto de la mente (del intelecto).

En este mundo en el que las obras del intelecto brotan al por mayor y en el que cada uno de es defensor de sus propias creaciones, la propiedad intelectual se ha protegido a través de figuras legales como las marcas, las patentes, los derechos de autor, los diseños industriales o las denominaciones de origen. De esta manera se han protegido tanto obras literarias como invenciones, métodos, modelos, nombres, slogans, formulaciones químicas, secretos industriales, software, variedades vegetales e incluso secuencias de ADN.

Toda creación de la mente (artística, industrial, científica, técnica) puede ser susceptible de protegerse, siempre y cuando sea original e innovadora. En el caso de los derechos de autor, ésta protección es automática, sin importar realmente el valor (objetivo o subjetivo) de la imagen, del texto, de la música o, en general, de la obra producida. Esto quiere decir que yo podría escribir un texto sin significado alguno, lleno de palabras inexistentes (como "alsurnfh siénpem uc dncürns wrztdn sde eoncje") y reclamar su autoría.

Pero todo este asunto nos ha sumergido en un universo de infracciones potenciales alrededor de las posesiones intelectuales. Ejemplos: el plagio, la falsificación o la piratería. El caso de los derechos de autor – que protegen por igual a una foto, una canción, una película, un libro, etc. – es particularmente interesante porque ha sido increíblemente vulnerable ante las tecnologías de la información. La red está totalmente infestada de copias no autorizadas de videos, imágenes, textos, archivos...

Para mí, la polémica sobre el cortometraje "Historia de un Letrero" debe servir para promover la reflexión sobre eso de lo que ya escribí: la propiedad intelectual. El plagio, básicamente implica la copia ilegítima de una obra protegida por los derechos de autor o la falsa atribución de la autoría de una obra. Curiosamente, algo que inmediatamente me vino a la mente al ver ese cortometraje fue: "¿habrá pedido Alfonso Álvarez Barreda autorización para incluir en su cortometraje una copia de una ejecución de la música compuesta por Luis Enriquez Bacalov?", y también: "¿por qué el director no incluyó a Luis Enriquez Bacalov ni a los ejecutantes de la música en los créditos de su cortometraje?"

El problema, en el fondo, es más complejo de lo que parece.


Lecturas relacionadas:

Narrativa Creativa en el blog de Dan
¡Lo dije yo primero! en el blog de La Lata
Genera polémica corto de mexicano que ganó en Cannes
Niega realizador español plagio de Alfonso Álvarez


8 comentarios:

Dan Campos dijo...

Muy buen texto y la verdad me gustaria que luego trataras mas a fondo este o temas relacionados, Eddney.

Sobre los creditos y el reconocimiento de autores, es sindrome de estudiante de comunicación inexperto, y también es sindrome del mexicano. Es el reconocer lo propio pero no lo ajeno, efecto del yoyismo. Confiezo que en mis videos y trabajos escolares muy pocas veces le daba credito a la musica incluida a menos que la hubiese compuesto yo o un camarada. Esto cambian conforme uno se da cuenta del verdadero trabajo que exige el crear algo. Ahora hasta para mis textos mas simples busco incluir todas las referencias y creditos y si, se siente bien culero cuando te copian o plagian una obra... ya me ha pasado, aunque obviamente a menor escala. Es entonces cuando te cae el veinte cañon.

Y ahora bien, tanto peca el que mata a la vaca... luego comentare sobre los jurados de festivales que pueden premiar un "corto" copiado al carbon de un sketch de televisión y reconocerlo como original... eso por que el jurado nunca vio el sketch por que no ve televisión. Caso similar al de Alfonso.

Champy dijo...

Sin palabras....

Solo ellos conocen la verdad.

Como bien rematas, la complejidad del problema se aleja demasiado de lo que se puede ver a simple vista...

Saludos.

Carlos Reyes dijo...

Wow.

He estado tan ocupado, tan fuera de la blogosfera y la web que no tenia idea de este escandalo. Habia visto el corto, no me habia gustado, pero pense que ahi se habia quedado.

Saludos!

Rob dijo...

Chale, me siento decepcionado, también posteé el corto , y ahora también poteare algo.

Xavier dijo...

Hmmm, hay algo muy interesante en todo este debate por los derechos de autor. Creo que el chavo que hizo el corto debió poner más atención en los créditos, pero he trabajado en varios cortos que se van directo a festivales (ó intentar entrar a festivales) y lo entiendo. Algo fundamental en cuestión de derechos de autor es que se tiene que obtener un beneficio monetario directamente por el corto. Si algún día el chavo decidiera distribuirlo, entonces ciertamente tendría que cambiar los créditos y además tendría que arreglar con la representacón legal de Bacalov la cuestión de la música. Algo que no se tiene en cuenta muchas veces es que no tienes que registrar algo en algún lugar para tener derechos de autor. Tienes derechos sobre tu obra al momento de crearla, no necesitas de ningún registro. En caso de un litigio por derechos de autor, el registro no es tomado mucho en cuenta, ni siquiera para comprobar fechas de autoría. Los registros y los que otorgan licencias ni siquiera te tratarán de ayudar más allá de proveerte de la información con la que ya cuentas. No entiendo por qué, pero así es en Estados Unidos y en Canadá por lo menos. Es un tema complicado lo de los derechos de autor y no quiero aburrir, pero es parte del medio. Cuando quieres hacer un corto para festivales, generalmente vas contra el tiempo, y sabes que no te tienes que preocupar mucho sobre los créditos apropiados ya que probablemente no ganarás un quinto, a menos que dañes la imagen de alguien más, lo cual es muy difícil de comprobar legalmente...
En fin.
Saludos!

leogalicia dijo...

Muy buen post e interesantes cometnarios que merece una discusión más larga. 2 comentarios. El primero es técnico. La propiedad intelectual abarca toda innovación técnica, médica, artística, etc, como bien lo dices. En México está dividida en propiedad intelectual que abarca todo lo que puede ser aplicable – y por lo tanto patentable-, médico, tecnológico, clínico y los derechos de autor que incluye música, cine, etc, y también incluye conocimiento. En México, al no poder generar una patente de tu producto es más difícil defender tu autoria.
Por otra parte, como bién lo dices la propiedad intelectual surge para promover creatividad y respeto al producto de otros, y en ese sentido Alfonso Alvarez no es peor que todos y cada uno de los directores gringos que trabajan haciendo remakes de películas extranjeras. Aún cuando se de crédito a la autoría en un renglón que tarda 10 segundos en pantalla, cada uno de estos remakes condiciona y limita la distribución mundial del producto original. Por ejemplo, Scorcece se ganó 80 premios con los infiltrados, sin embargo su famosa escena con los telefonos celulares es una calca al carbón del original infernal affairs. En este caso la falta de creatividad es legal y se premia.

Saludos

Fabián Aimar (faBio) dijo...

Buen blog tío
iré viendo con más tiempo entradas anteriores
un saludo
faBio

Eddney Todd dijo...

Saludos. He leîdo todos sus comentarios y la verdad me ha dado mucho gusto que se hayan animado a tocar el tema.