Denis Lavant es Merde en el corto de Leos Carax
Interior Design de Michel Gondry (Eternal Sunshine of the Spotless Mind, La Science des Rêves), primer opus del conjunto, confronta a una joven, Akira, con la búsqueda de su propia identidad dentro de una sociedad en la que las personas se autodefinen así mismas por lo que hacen o logran hacer. En su mente y en el espacio, Akira trata de encontrar su lugar, sabiéndose inmersa en una ciudad ajena, compacta, miniaturizada, ya casi impenetrable, donde las almas apenas pueden deslizarse entre los intersticios de las edificaciones. No hay entorno suficiente para ser, para vivir, para descubrirse. Gondry nos muestra cómo la frustración de esta mujer que llegó a Tokyo emocionada y acompañada por su novio, un creativo que aspira a convertirse en exitoso cineasta, la lleva a concebirse de forma particularmente distinta.
El segundo capítulo, que por sí sólo merece una amplia reseña (basta leer la crítica que al respecto hace Slant Magazine), lleva un título con connotación escatológica: Merde (que del buen francés se traduce como Mierda). En él, Leos Carax imagina a un ser recreado por Denis Lavant (Mr. Lonely, Boy Meets Girls) que, con su traje verde y deambulación caótica, emerge de las alcantarillas para aterrorizar a la población. El horror crece cuando de manera nihilista, nuestro anti-héroe extranjero se pone a lanzar granadas completamente al azar, sacrificando a un gran número de víctimas inocentes. Entonces el asunto se politiza, divide y levanta polémica entre las masas. Así, este hombre/criatura sin ideología se convierte en todo un icono mientras es juzgado y defendido por un abogado francés (interpretado por Jean-François Balmer) que dice comprender su lenguaje ininteligible y hace notar que su protegido simplemente odia a la gente inocente. Con un tono absurdo y sarcástico, Carax construye una historia que vale bastante no sólo por convertirse en una crítica dura a la lucha contra el terrorismo, las coberturas mediáticas y la xenofobia, sino por el ingenio mostrado por su realizador y la fabulosa actuación de Denis Lavant. Coincidencia o no, el corto comparte ciertas similitudes temáticas con The Host.
Finalmente Tokyo! se convierte en un pequeño deleite cinematográfico que critica, divierte y conmueve, revelando la significación universal de sus tres cortometrajes.
Imagen de Shaking Tokyo de Bong Joon-ho