Bastantes películas he visto en lo que va del año pero poco he escrito sobre ellas. He aquí un primer intento para ponerme al corriente.
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Mujeres angustiadas, víctimas de injusticias burocráticas
Changeling de Clint EastwoodTal vez merezca el calificativo de la cinta más irreal de la temporada, y eso es una lástima. Por supuesto, al decir irreal no me refiero a la recreación de los años 20s porque el diseño de producción en esta película es impecable, ni a la melodramática interpretación de
Angelina Jolie, cuya personificación de
Christine Collins como madre esperanzada que sólo busca encontrar a su hijo y conocer la verdad llega a ser conmovedora. Tampoco me refiero a la ambientación visual que
Clint Eastwood logró otra vez con ayuda del fotógrafo
Tom Stern, quien es enormemente responsable de la preciosidad del filme. Y es que a pesar de los logros técnicos e histriónicos (aquí hay que incluir también a
John Malkovich, el reverendo que ayuda a la Sra. Collins, y a
Jason Butler Harner, en el rol de asesino/secuestrador de infantes), uno pasa cuestionando completamente el desenvolvimiento de la trama, sobre todo durante la primera mitad del filme. Los fundamentos del guión se caen tan rápido – Eastwood los presenta casi inmediatamente, – que es difícil seguir la historia sin tener el sentimiento de que lo que ha ocurrido carece totalmente de credibilidad. Probablemente se trate de algo deliberado, pero entonces el filme entero sólo podría entenderse viéndolo como una parodia que pretende poner en evidencia una farsa verídica orquestada por la policía de Los Angeles. Caso curioso porque Eastwood nos había mostrado que las farsas pueden revelarse de manera más efectiva y real, tal como lo hizo con
Flags of Our Fathers.
Wendy and Lucy de Kelly ReichardtUna reseña publicada en un conocido periódico estadounidense se leía: "Wendy y Lucy es clasificación R (apta para menores de 17 años si están acompañados por un adulto). Tiene algo de lenguaje inapropiado, un poco de uso de drogas y una breve implicación de violencia, pero no muestra desnudez, sexo o asesinatos." En efecto, hay mucho que esta obra de
Kelly Reichardt no muestra pero que invariablemente está presente a través del malestar, el fastidio y la desesperación de una chica (maravillosa
Michelle Williams como
Wendy) que busca sobrevivir en nuestro mundo, uno que se ha vuelto completamente hostil, burocráticamente injusto e incomprensible. La exploración sicológica de la protagonista revela las profundidades de una crisis social que es expuesta modesta pero intensamente, bajo un formato casi documental que confiere al filme gran naturalidad y credibilidad. La crisis contenida tras las bellas imágenes de Reichardt es tan gran puede que reduce los ideales a un viaje a Alaska y a una nueva vida en compañía de un perro. Retomando el tema de la clasificación, el autor de aquella reseña remata: "La clasificación parece reflejar sobretodo un impulso para evitar que los menores aprendan sobre la soledad de la gente y sobre lo difícil que puede ser la vida". No se equivoca.
Desierto Adentro de Rodrigo PláOnce merecidas nominaciones al
Ariel, sobre todo en categorías técnicas: actuación masculina (
Mario Zaragoza), coactuación femenina (
Eileen Yáñez), guión original (
Laura Santullo y
Rodrigo Plá), fotografía (
Serguei Saldivar Tanaka), música original (
Leonardo Heiblum y
Jacobo Lieberman), sonido, diseño de arte, vestuario, maquillaje, efectos visuales, efectos especiales. Personalmente creo que es una gran película y es extraño que habiendo logrado tantas nominaciones no haya logrado menciones en las categorías de Dirección o Mejor Película. El guión de la cinta fue originalmente escrito por Santullo y Plá pero inspirado en los diarios de la filósofa danesa protestante
Søren Kierkegaard: su padre en realidad creía que su propio mal comportamiento causaría la muerte de sus siete hijos antes de que alcanzaran los 33 años de edad, edad en la que Jesús fue crucificado. Hace tres meses escribí sobre el filme en
este post.
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Parejas enamoradas, de fantasía
Rumba de Dominique Abel, Fiona Gordon y Bruno RomyUna verdadera joya de la comedia. Moderna, inteligente, bellísima en cada uno de sus coloridos planos fijos, repleta de gags, con fabulosas interpretaciones de dos de sus realizadores:
Dominique Abel y
Fiona Gordon. Tragedia tras tragedia, los diálogos están casi totalmente ausentes y el lenguaje coreográfico domina para mostrar con una gracia súperingeniosa la fragilidad de la felicidad en una relación conyugal. Podría verse como la antitesis belga de
Revolutionary Road, en la que el drama no existe pero es bien insinuado como en aquella maravillosa secuencia en la que las sombras de los personajes, visiblemente desalentados, se levantan para celebrar su existencia sobre los muros con un baile latino. Una magnífica y original historia de amor exhibida durante el
FICCO que me dejó con una sonrisota en el rostro.
The Curious Case of Benjamin Button de David FincherEra mi Oscarizable favorita y probablemente la cinta más ambiciosa del año. Después de ver esta película me quedó claro que podría contemplar a
Brad Pitt y
Tilda Swinton tomando café durante minutos, horas, días, meses y años. Si tuviera que elegir mi parte preferida del filme, sería esa.
Eric Roth, entre la fantasía y el amor, toca temas de interés histórico (las guerras mundiales, el huracán Katrina) y nos muestra fragmentos de vida compartidos con personajes inolvidables admirablemente caracterizados por
Cate Blanchett,
Jared Harris,
Tilda Swinton y
Taraji P. Henson. El guionista Eric Roth (quien también escribió
Forrest Gump) entonces nos revela anécdotas que Fincher presenta como recuerdos extraviados en el onirismo y la autenticidad. Técnicamente la cinta no tiene defectos:
Claudio Miranda manipula la luz para crear una apariencia de realidad imperfecta estilizada al extremo, vestuarios hermosísimos y tan variados como variados son los lugares y los tiempos en los que se desarrolla la historia, sonido imponente y música majestuosa compuesta por
Alexandre Desplat, efectos especiales y maquillajes usados permanentemente para dotar a los escenarios y a los rostros de vida, una dirección de arte que sobrecarga el filme de preciosidad y le otorga magnitudes épicas. Eso sí, recordar cómo se veía Brad Pitt cuando hizo
Meet Joe Black, no tiene precio.