You Make My Dreams de Hall & Oates
Joseph Gordon-Levitt y Zooey Deschanel protagonizan (500) Days of Summer
Summer Finn estaba destinada para él. Tom Hansen, quien creció creyendo que nunca sería realmente feliz hasta conocer a su verdadero amor, lo supo inmediatamente. Él se enamoró de su sonrisa, de su cabello, de sus rodillas, de sus hermosos ojos azules, de la cicatriz en su cuello producto de alguna operación que tuvo siendo una niña, de cómo lucía portando el T-shirt de Clash (banda británica de punk de los 70s/80s) que él mismo le había prestado, de cómo se veía mientras dormía, del sonido de su risa. La chica, de 55 kilogramos, 1.62 metros de estatura, que camino al trabajo capturaría cada día la mirada de ellos en 18.4 ocasiones en promedio, será el origen de lo que conoceremos como "el efecto Summer".
Siguiendo la trama no lineal diseñada por los guionistas Scott Neustadter y Michael H. Weber, seremos testigos de los 500 días que durará el efecto Summer, yendo y viniendo entre las diferentes dimensiones del amor romántico –ese que es idealizado por Tom, conduciéndolo a "la aceptación voluntaria de una fatalidad"– y del amor posromántico –ese en el que el sentimiento se construirá sobre las bases de una amistad íntima, tal y como lo entiende Summer.
Entre el encuentro en el elevador, el karaoke exaltado, el primer beso frente a la fotocopiadora, la aflicción en el cine tras la proyección de El Graduado y la cena de hot cakes que se convertirá en el inicio de un interminable sufrimiento, el director Marc Webb dotará a (500) Days of Summer de una composición matemática, tanto narrativamente (Webb trata al amor de una forma estadística, oponiendo la coincidencia y la casualidad al destino) como visualmente (la cronología siempre es indicada numéricamente, la arquitectura y los paisajes dibujados son recursos recurrentes, la pantalla es simétricamente dividida durante una secuencia para yuxtaponer fantasía y realidad). La paleta de colores, prácticamente desprovista de colores primarios servirá para promover el efecto Summer: con excepción de la secuencia musical (una celebración) en la que Tom nos transmite toda la alegría encontrada en el amor, el color azul sólo aparece frente a nuestros ojos cuando Summer está presente.
Descubierto hace más de una década en la sitcom 3rd Rock from the Sun, Joseph Gordon-Levitt nos entrega en esta cinta la mejor actuación de su carrera, interpretando a un Tom por momentos seductor, enamoradizo, consternado, deprimido o motivado, que lo mismo se lanza a las calles a bailar o se sienta contemplativo frente a Los Angeles Plaza. Zooey Deschanel, realmente encantadora, logra convencer a pesar de que el personaje es predominantemente mostrado como un objeto de obsesión que despertará el amor.
A la manera de Nick and Norah's Infinite Playlist, con un deleitable soundtrack que integra canciones de Regina Spektor, Feist, Carla Bruni, The Smiths, Mumm-Ra, entre otros, (500) Days of Summer se siente original, sincera y moderna. Frente a otras comedias románticas vistas en el año (The Proposal, The Rebound, Away We Go), la ópera prima de Marc Webb es una pequeña maravilla.
Joseph Gordon-Levitt y Zooey Deschanel protagonizan (500) Days of Summer
Summer Finn estaba destinada para él. Tom Hansen, quien creció creyendo que nunca sería realmente feliz hasta conocer a su verdadero amor, lo supo inmediatamente. Él se enamoró de su sonrisa, de su cabello, de sus rodillas, de sus hermosos ojos azules, de la cicatriz en su cuello producto de alguna operación que tuvo siendo una niña, de cómo lucía portando el T-shirt de Clash (banda británica de punk de los 70s/80s) que él mismo le había prestado, de cómo se veía mientras dormía, del sonido de su risa. La chica, de 55 kilogramos, 1.62 metros de estatura, que camino al trabajo capturaría cada día la mirada de ellos en 18.4 ocasiones en promedio, será el origen de lo que conoceremos como "el efecto Summer".
Siguiendo la trama no lineal diseñada por los guionistas Scott Neustadter y Michael H. Weber, seremos testigos de los 500 días que durará el efecto Summer, yendo y viniendo entre las diferentes dimensiones del amor romántico –ese que es idealizado por Tom, conduciéndolo a "la aceptación voluntaria de una fatalidad"– y del amor posromántico –ese en el que el sentimiento se construirá sobre las bases de una amistad íntima, tal y como lo entiende Summer.
Entre el encuentro en el elevador, el karaoke exaltado, el primer beso frente a la fotocopiadora, la aflicción en el cine tras la proyección de El Graduado y la cena de hot cakes que se convertirá en el inicio de un interminable sufrimiento, el director Marc Webb dotará a (500) Days of Summer de una composición matemática, tanto narrativamente (Webb trata al amor de una forma estadística, oponiendo la coincidencia y la casualidad al destino) como visualmente (la cronología siempre es indicada numéricamente, la arquitectura y los paisajes dibujados son recursos recurrentes, la pantalla es simétricamente dividida durante una secuencia para yuxtaponer fantasía y realidad). La paleta de colores, prácticamente desprovista de colores primarios servirá para promover el efecto Summer: con excepción de la secuencia musical (una celebración) en la que Tom nos transmite toda la alegría encontrada en el amor, el color azul sólo aparece frente a nuestros ojos cuando Summer está presente.
Descubierto hace más de una década en la sitcom 3rd Rock from the Sun, Joseph Gordon-Levitt nos entrega en esta cinta la mejor actuación de su carrera, interpretando a un Tom por momentos seductor, enamoradizo, consternado, deprimido o motivado, que lo mismo se lanza a las calles a bailar o se sienta contemplativo frente a Los Angeles Plaza. Zooey Deschanel, realmente encantadora, logra convencer a pesar de que el personaje es predominantemente mostrado como un objeto de obsesión que despertará el amor.
A la manera de Nick and Norah's Infinite Playlist, con un deleitable soundtrack que integra canciones de Regina Spektor, Feist, Carla Bruni, The Smiths, Mumm-Ra, entre otros, (500) Days of Summer se siente original, sincera y moderna. Frente a otras comedias románticas vistas en el año (The Proposal, The Rebound, Away We Go), la ópera prima de Marc Webb es una pequeña maravilla.