"Cada uno debe dar al amor una oportunidad de expresarse con su dolor y su fuerza más grandes. Por eso los japoneses se sientan bajo los cerezos: estos son absolutamente magníficos cuando están llenos de flores, y al mismo tiempo su periodo de florecimiento es tan doloroso como efímero. Hay que aprovechar el momento en el que las flores brotan. Si dejamos pasar ese momento, habrá que esperar un año entero o quizás un poco más. Lo mismo ocurre con el amor: cuando se tiene hay que darle la oportunidad de aflorar y hay que saberlo apreciar..."
Presentado este año en el Festival de Berlín, Kirschblüten – Hanami es el tercer largometraje que la directora alemana Doris Dörrie realiza en Japón. El carácter efímero de las cosas, ese que le da sentido a la vida y a la muerte, nos es mostrado a través de una historia romántica con trasfondos culturalmente opuestos: el individualismo occidental que olvida su pasado ancestral, frente a la visión asiática de continuidad y conexión con quienes alguna vez formaron parte de este mundo.
Trudi
La cinta de Dörrie es una gran reflexión sobre el paso del tiempo, sobre los valores humanos, sobre el amor y el desvanecimiento de la vida. Tan bella e intensa como la improvisada danza Butoh en la que las sombras adquieren vida. Tan fugaz como la visión de un tímido Monte Fuji que se esconde entre la niebla, o como la floración de un cerezo.
2 comentarios:
EII..
ia era hora q pasaras por mi blog
despues de tanto yo pasar por el tuyooo... jhajhahja :p
i "Kokee" es mi apodo... asi me dice casi todo el mundo... jahjaha
saludosz!
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